Pese a que no soplan vientos propicios para el comercio internacional, China ha vuelto a lanzar señales de que seguirá apostando por abrirse y colaborar con otros países para impulsar su propio desarrollo y el de la economía global.
El mensaje resonó con fuerza en tres grandes eventos internacionales organizados por el país asiático a lo largo de la semana pasada: la Exposición Mundial de la Industria Inteligente 2025 en Chongqing, la 25ª Feria Internacional para la Inversión y el Comercio de China en Xiamen, provincia de Fujian, y la Feria Internacional de Comercio de Servicios de China 2025 en Beijing.
En seis días, el presidente Xi Jinping envío tres mensajes de felicitación seguidos a las tres ferias, que contaron con la presencia de numerosos participantes nacionales y extranjeros procedentes de diversos sectores. En sus cartas, Xi reiteró que el país se compromete a trabajar con todas las partes interesadas para gestar una economía mundial abierta y avanzar hacia la construcción de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad.
Si bien recalcó que el mundo se enfrenta a retos y oportunidades derivados de los profundos cambios que sacuden el panorama económico internacional a la hora de progresar, Xi anunció que China tomará medidas contundentes para liberalizar y facilitar el comercio y las inversiones, continuará compartiendo con el resto del mundo oportunidades para crecer y aportará más energía positiva y certezas al desarrollo del mundo.
Buena recepción
Según Djoomart Otorbaev, ex primer ministro de Kirguistán, resulta relevante que China amplíe su apertura al mundo exterior. “Ha hecho precisamente lo que hay que hacer: organizar muchos eventos internacionales para que especialistas de todo el mundo se junten e intercambien ideas”, declaró en una entrevista reciente para China Global Television Network.
A lo largo de los años, China ha acometido profundas reformas en todos los campos para construir un nuevo sistema de economía abierta. Entre ellas figuran nuevas políticas de comercio exterior respecto a la fiscalidad y las finanzas, pero también disposiciones para propiciar el comercio y las inversiones.
Desde 2017, el país ha pasado de tener 93 sectores restringidos para inversores extranjeros a tan solo 29. Además, se ha eliminado todas las trabas para acceder al sector manufacturero.
Paul Bateman, presidente de la división de gestión de activos del banco de inversión estadounidense J.P. Morgan, ha visitado China en más de 150 ocasiones en los últimos 30 años. “En cada visita me impresionan más la vitalidad y el crecimiento de su mercado”, aseguró durante su intervención en una cumbre de la Feria Internacional de Comercio de Servicios de China.
Bateman subrayó que, durante los últimos años, su compañía ha podido expandirse en China gracias a la apertura del sector servicios, sobre todo debido a la eliminación de limitaciones para que las firmas extranjeras participaran en ciertos servicios financieros. Según afirma, el crecimiento del comercio de servicios está generando grandes oportunidades para la industria.
Un mercado tentador
China cuenta con la clase media más numerosa del mundo y en 2024 registró un PIB per cápita de cerca de 96.000 yuanes (11.470 euros). Se trata, además, del segundo mercado que más consume en el mundo y también del segundo que más exporta, lo que ofrece enormes oportunidades para el resto del mundo.
Además de haber adoptado medidas firmes para ampliar la apertura de sus instituciones, como las encaminadas a adaptarse a las normativas económicas y comerciales internacionales de alto nivel, el país ha realizado un esfuerzo sostenido para mejorar su entorno empresarial, con resultados tangibles.
Más de un tercio de las compañías estadounidenses encuestadas para el Informe empresarial de China de 2025, publicado el 10 de septiembre por la Cámara de Comercio Americana de Shanghai, consideran que la política y la regulación del país han mejorado en los últimos años para las empresas extranjeras, lo que supone un aumento respecto al año pasado. Además, más del 40% de las empresas consultadas –casi el doble que en 2024– creen que China todavía se abrirá más al mundo.