El presidente chino Xi Jinping anunció el nacimiento de una “nueva era” para China en el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), celebrado el 18 de octubre. Xi, secretario general del PCCh, presentó un plan de desarrollo que culminará en 2049, cuando se conmemore el centenario de la fundación de la República Popular China.
“Este encuentro tiene lugar en una fase decisiva en la que construir una sociedad modestamente acomodada. Al mismo tiempo, sucede en un momento crítico pues el socialismo con peculiaridades chinas inicia una nueva era”, recalcó el secretario general Xi, en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing, donde tuvo lugar el evento político más importante de los últimos años.
En el discurso de 3 horas y 23 minutos ofrecido en la inauguración del Congreso, Xi anunció un plan de desarrollo de dos fases, que se extenderá hasta mediados de este siglo. El objetivo implica pasar de ser en 2020 (año en que se duplicará la renta per cápita de 2010) “una sociedad modestamente acomodada”, para en 2035 conseguir una “modernización socialista” y finalmente convertirse en “una gran nación socialista moderna” en 2049. “Esta es la visión estratégica en la nueva era. Terminar de construir una sociedad modestamente acomodada en todos los aspectos, proceder a alcanzar de forma básica la modernización y luego continuar para convertir a China en un poderoso país socialista moderno a todos los niveles”, abundó Xi. “Debemos trabajar con determinación y tenacidad para escribir un brillante capítulo en nuestro nuevo viaje hacia la modernización socialista”, dijo.
Para cumplir con lo fijado para 2035 –un punto intermedio en el camino– es necesario que China se convierta en líder mundial en innovación; que haya más igualdad de derechos para los ciudadanos y mejoras en la aplicación de la ley; que incremente su “poder blando” (capacidad de influencia más allá de su potencia demográfica, económica o militar); que mejoren las condiciones de vida y que exista un mayor y mejor acceso a los servicios básicos públicos; la creación de una sociedad más armónica con un mejor gobierno social y una mejora del medio ambiente con el objetivo de crear lo que Xi llamó una “bella China”.
El objetivo para 2049, centenario de la fundación de la República Popular China, es convertirse en “una gran nación socialista moderna”
Para mediados del siglo XXI se espera que la modernización se haya completado. El país será una gran potencia en el mundo tanto por su fortaleza nacional como por su influencia internacional. La prosperidad llegará a todos los rincones, por lo que el pueblo chino disfrutará de una mejor calidad de vida. “Debemos esforzarnos para alcanzar el éxito del socialismo... y trabajar incansablemente para conseguir que el Sueño Chino de la revitalización nacional se haga realidad”, dijo el secretario general.
En el discurso, escuchado por 2.338 delegados del Partido e invitados especiales y por representantes de los medios de comunicación de China y de otras partes del mundo, Xi afirmó que “no tenía duda alguna del desafío al que se enfrentaban”. Recurrió a un proverbio chino para explicar su mensaje: “La última etapa del viaje es solo la mitad del camino. Conseguir la revitalización nacional no será fácil: hará falta algo más que tocar los tambores y hacer sonar los platillos para alcanzarla”, dijo. “Cada miembro del Partido debe estar preparado para trabajar muy duro con el fin de conseguir nuestro objetivo”, añadió el secretario general.
Combatir la corrupción
Xi añadió que no cesará en la lucha contra la corrupción, uno de sus objetivos estrella desde que le eligieran secretario general del Partido en 2012.
“La corrupción es lo que más ofende al pueblo. Es la mayor amenaza a la que se enfrenta nuestro partido”, dijo. “Debemos tener la determinación y la tenacidad suficiente para no desistir en esta lucha sin fin contra este problema”, añadió.
Xi hizo referencia a los logros conseguidos en asuntos diplomáticos en los últimos cinco años. Esto incluye la iniciativa de la Franja y la Ruta y la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, además de la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, que tuvo lugar en Beijing en 2014; la cumbre del G20 en Hangzhou (provincia de Zhejiang), el año pasado, y la cumbre del BRICS en Xiamen (Fujian), este septiembre.
“China aboga por el desarrollo de una comunidad con un futuro compartido con el resto de la humanidad y fomenta la evolución de un sistema de gobernanza mundial. Gracias a esto hemos visto cómo el país adquiría mayor influencia a nivel internacional, habilidad para inspirar a los demás y poder de determinación del futuro. China ha contribuido a la paz y el desarrollo mundial”, dijo.
Peter Frankopan, profesor de historia mundial de la Universidad de Oxford, dijo que Xi es una persona que muestra una visión unificada: “Cuando estás en Beijing, el viejo mundo representado por los Estados Unidos y por Gran Bretaña parece muy dividido. Hay puntos de vista enfrentados en lo que respecta a qué dirección tomar. Xi ha sido muy cuidadoso y en los últimos años ha propuesto una visión muy general que ahora implica perseguirla e hincar los codos para asegurarse de que se va a cumplir”.
China, centro del mundo
Wang Huiyao, presidente del Centro para China y la Globalización (un instituto de investigación y laboratorio de ideas), dijo que el informe de Xi es el primero de un presidente chino en el que se habla de la humanidad como un todo y no solo de China.
“En su discurso, Xi dijo que el sueño del pueblo chino estaba directamente relacionado con el de los pueblos de otros países”, razonó Wang. “Creo que es la primera vez que un líder habla de un destino común para todas las sociedades. Años atrás, el objetivo principal había sido el Partido. Esto demuestra claramente la visión mundial que tiene el presidente en lo referente a los asuntos relacionados con el medio ambiente, con el tratado de París y con otros temas”.
“El sueño del pueblo chino está directamente relacionado con el de los pueblos de otros países”, dijo el secretario general
Rana Mitter, director del Centro de China de la Universidad de Oxford y uno de los principales historiadores especializados en este país en Occidente, señaló que el presidente Xi situaba a China al frente de los asuntos mundiales: “El mayor cambio que hay en el discurso es el hecho de que China sea el centro de atención de los asuntos mundiales. Este país tendrá muchas más responsabilidades en comercio internacional, necesitará abrir los mercados y encabezará posiciones en lo relativo al cambio climático y a cuestiones de seguridad local y mundial”.
En materia de economía, varios comentaristas aseguraron que el presidente se había alejado de fijar objetivos específicos en lo relativo al PIB o a cualquier otra medida tanto para 2035 como para 2050 y así reservar un espacio mayor para otras prioridades. “Las metas fijadas están menos dirigidas a conseguir cifras, algo que es bueno. El presidente propone un nuevo punto de vista de cara al desarrollo que probablemente signifique que los objetivos son más sostenibles”, dijo Zhu Ning, un profesor de finanzas de la Universidad de Tsinghua, para reafirmar que esta era la mejor manera de dirigir la política económica.