Poco antes de mediodía, Zhou Yunfan termina su trabajo matutino y sale de la oficina. En vez de reunirse con sus colegas para almorzar, se echa un bolso negro al hombro y sale a la calle. En 15 minutos ya está en Uppercut, un estudio de boxeo ubicado en Chaoyang, un céntrico distrito de Beijing. Allí se venda las manos, se enfunda un par de guantes y se prepara para empezar un entrenamiento supervisado al milímetro.
¡Pum! ¡pum! Su parte favorita llega cuando golpea las almohadillas que sujeta su compañero de gimnasio. A Zhou, de 33 años, el boxeo le enganchó desde que probó una clase gratuita hace dos meses. “Cuando le atizo al saco me siento muy poderoso”, asegura este aficionado que acude una hora al local tres veces a la semana. En cada sesión hace 15 minutos de cardio, 20 de golpes a las almohadillas y otros 15 de ejercicios para mejorar su fondo. “Cada vez que salgo del entrenamiento, mi cuerpo vibra empujado como por una fuerza nueva”, afirma.
Enseguida se dio cuenta de que el boxeo le ayudaba a mejorar su forma física: “Es un ejercicio muy completo que beneficia a cualquiera. Activa por completo la parte central del cuerpo, por lo que es muy recomendable para que los oficinistas que están quietos todo el día fortalezcan la cintura y el abdomen”, indica.
Al igual que otros deportes de combate que están experimentando un rápido crecimiento en todo el mundo, como el muay thai (boxeo tailandés) y el body combat, el boxeo se ha hecho popular entre los jóvenes chinos. No solo han aparecido estudios de entrenamiento tipo boutique, sino que muchos gimnasios convencionales ofrecen clases de ejercicios en grupo.
Ye Zi, de 26 años, trabaja en Uppercut. Explica que el estudio apenas tenía unas docenas de miembros cuando abrió en 2015, pero ahora son más de 400. “Muchos jóvenes que viven y trabajan estresados por culpa del ritmo frenético de las megaciudades chinas encuentran aquí una forma de desahogarse y conseguir un estilo de vida equilibrado”, señala. “El boxeo resulta perfecto para liberar la tensión acumulada y quizás esa sea una de las razones por las que está triunfando entre cada vez más trabajadores de cuello blanco”.
El poder del gancho femenino
Respecto a Zhou, hay una cosa que le llama poderosamente la atención: en Uppercut hay más mujeres que hombres golpeando el saco. De hecho, superan el 60%. “Nunca se me ocurrió que habría tantas”, confiesa sorprendido ante el creciente éxito entre las chicas de este deporte que antes se solía definir como masculino.
Parte de la fiebre femenina se explica por la proliferación de fotos sobre este deporte que las famosas publican en Instagram. Las imágenes de la modelo y diseñadora estadounidense Karlie Kloss con sus sacos se han propagado por Twitter, al igual que las de docenas de modelos de Victoria’s Secret visitando el gimnasio de un ex campeón de boxeo en busca de clases para ponerse en forma. Incluso la cantante pop Beyoncé y la exprimera dama de Estados Unidos Michel Obama se han subido al carro. Influidas por esta tendencia, actrices chinas como Zhang Yuqi, Lin Chi-ling y Liu Tao, por nombrar solo algunas, se han interesado también por el fitness de combate.
“Cuando las mujeres ven cómo se presentan las estrellas a sí mismas en las redes sociales, lo único que quieren es conseguir un cuerpo igual de escultural que el suyo. Al día siguiente corren a apuntarse a boxeo”, cuenta Ye. Huang Wensi, boxeadora profesional china que ganó el cinturón de oro en el Campeonato Continental de Asia Femenino en peso minimosca, lo tiene claro: “El boxeo es el mejor deporte que pueden hacer los oficinistas para quemar grasa”. En unos 45 minutos, se pierden entre 500 y 800 calorías.