Han recorrido 500 kilómetros desde que abandonaron el sur de la provincia de Yunnan y por el camino han cautivado al público chino y al extranjero. Desde finales del año pasado, una manada de elefantes asiáticos salvajes deambula por la región y ha llegado incluso hasta las puertas de Kunming, la capital. Todos sus movimientos están siendo controlados por guardas forestales y legiones de usuarios de las redes sociales.
Toda una provincia, en vilo
La historia comenzó hace unos meses, cuando 17 elefantes, incluido uno que nació durante el viaje, dejaron su hábitat natural en la prefectura autónoma de la etnia dai de Xishuangbanna. Dos de ellos reconsideraron sus planes y regresaron a su antigua casa en abril. El resto siguió su periplo. Imágenes tomadas el 27 de mayo en el condado autónomo de la etnia yi de Eshan muestran cómo el grupo –ya de 15 animales– deambula de noche por un barrio céntrico. Mientras los vídeos se extendían por Internet, ellos continuaban hacia el norte.
Se trata de una ruta inusual, ya que el clima en esa zona de la provincia no es especialmente agradable para los antiguos habitantes de la selva. El 2 de junio alcanzaron las afueras de la ciudad de Kunming y, el 6, cambiaron de rumbo, primero hacia el noroeste y luego hacia el sur. Ese mismo día, un macho abandonó el grupo por razones que se desconocen y, hace una semana, pudo verse a los 14 restantes deambulando por el condado de Yimen, en la ciudad de Yuxi.
No se sabe a ciencia cierta por qué la manada decidió hacer las maletas, pero los expertos creen que puede deberse a la escasez de alimentos o a que el elefante guía se desorientó. La brigada de incendios forestales y los
departamentos de seguridad pública provincial y municipal han enviado equipos para seguir a los elefantes las 24 horas del día.
Gracias a ello, los vecinos de las zonas afectadas van recibiendo alertas a diario. El 7 de junio se desplegaron 374 vehículos, 14 drones y 410 efectivos de los servicios de emergencia con dos toneladas de comida para elefantes. El objetivo es alejar a los animales de las zonas habitadas y evacuar a las personas que pudieran encontrarse en su área de acción.
“Las autoridades están haciendo todo lo posible para aplicar la tecnología y proteger a estos elefantes, lo cual es muy loable”, afirma Mark Rayan Darmaraj, director nacional de la Sociedad para la Conservación de la Vida Salvaje de Malasia. En su opinión, el desafío consiste en garantizar un camino seguro para la manada y guiarla hacia el refugio más cercano donde pueda estar a salvo, seguramente de vuelta a su hábitat en Xishuangbanna.
Una especie muy protegida
El elefante asiático, que figura en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza debido a que está en peligro de extinción, goza de una protección de Clase A en China, el mismo nivel que se otorga a los pandas gigantes. Yunnan, conocida por ser la provincia con más vida salvaje, es el único hábitat de estos animales dentro del país. Gracias a los esfuerzos que se han hecho en las últimas décadas, el número de elefantes ha pasado de 170 en los setenta a cerca de 300 en la actualidad.
La provincia, que tiene 11 reservas naturales, aumentó el año pasado el terreno destinado a este fin añadiendo 7.500 hectáreas más. Se espera que esto reduzca las fricciones con los vecinos de las aldeas, ya que los elefantes se comían sus cultivos debido a la escasez de alimentos. Para evitar que esto suceda, las autoridades de Xishuangbanna han lanzado además proyectos que ofrecen cantinas especiales para estos animales.