Hace una década, el español Jesús García utilizó su beca de fin de carrera para comprar un billete de avión rumbo a China y conquistar a la joven Yang Saijun. Llegó allí en 2014 y se estableció en Yiwu, provincia de Zhejiang, desde donde ese mismo año partió el primer tren de mercancías chino con destino a Europa. Aquel convoy pionero, que realizó casi el mismo recorrido que García por tierra en sentido inverso, se dirigió precisamente a España. Quedaba inaugurada así la ruta que conectaría el mayor mercado de productos básicos de China con Madrid, principal centro logístico europeo de este tipo.
Hoy, García y Yang están casados y dirigen un negocio de importaciones en Yiwu. Utilizan sus servicios ferroviarios para mandar jamón y vino españoles a China. Al principio enviaban dos o tres contenedores al año, pero ahora despachan entre 60 y 70.
Gracias a las mejoras logísticas que ofrece la red ferroviaria, productos españoles como el vino tinto, el aceite de oliva o el jamón pueden acceder de forma más sencilla al mercado chino. Lo mismo sucede en sentido contrario con los productos básicos, los electrodomésticos y otros equipos fabricados en el país asiático, que viajan sobre raíles a España.
Yiwu tiene fama de ser el supermercado más grande del mundo y un proveedor clave para las plataformas chinas de comercio electrónico que exportan fuera del país. Además, está a punto de acometer una serie de reformas internacionales que reforzarán su papel en el comercio mundial.
Según las previsiones, el Centro Global de Comercio Digital de Yiwu, que utiliza inteligencia artificial y herramientas digitales para mejorar las cadenas de suministro, la logística y otros elementos esenciales de las compraventas, abrirá su sección de mercado para realizar operaciones de prueba en octubre de 2025.
Beneficios para empresarios
El año pasado, Yiwu realizó importaciones y exportaciones por valor de 668.930 millones de yuanes (85.000 millones de euros), lo que supuso un crecimiento del 18,2% respecto al ejercicio anterior. En la actualidad, la ciudad ofrece sus servicios a más de 200 países y regiones del mundo y atrae cada año a casi 600.000 comerciantes que llegan desde fuera de China.
Yiwu cuenta hoy con más de 40 restaurantes internacionales que son propiedad de extranjeros, aunque hay uno que destaca del resto por su popularidad. Se trata de Beyti, un popular local árabe, que se considera el primero de la ciudad fundado por forasteros.
Su dueño, el jordano Mohanad Shalabi, inauguró Beyti en 2002 y asegura que desde entonces no ha pasado más de tres meses fuera de la ciudad. Considera Yiwu su hogar y, al igual que García, tiene una esposa china. El restaurante Beyti, que echó a andar en un espacio de unos 70 u 80 metros cuadrados, cuenta hoy con 1.600 (unas veinte veces más) y goza además de tener una ubicación privilegiada en el corazón de la ciudad.
Gracias a la ventanilla única de comercio internacional que creó el gobierno local en 2012 para gestionar todos los negocios relacionados con el extranjero, la gobernanza de este tipo de empresas ha mejorado considerablemente para la gente de fuera.
Unos años más tarde, comenzaron a emitirse también tarjetas de comercio exterior para los empresarios extranjeros de la ciudad, una idea que Shalabi afirma haber defendido. Según recoge el periódico Diario del Pueblo, esta tarjeta permite a los titulares acceder a las mismas ventajas que los ciudadanos chinos, como pensiones, atención médica, educación infantil y otros servicios sociales.
Shalabi asegura que Yiwu le ha permitido hacer realidad su sueño chino. Considera que todo el mundo tiene derecho a lograrlo, independientemente de cuál sea su origen, y cree que la Iniciativa de la Franja y la Ruta lo facilita. Beyti, que en árabe significa “mi casa”, simboliza para él cómo la ciudad se ha convertido en el nuevo hogar de comerciantes de todos los rincones.