China es famosa por su té, pero casi todos en Fushan empiezan el día con una taza de café. En esta comarca de Hainan, una provincia insular con clima tropical situada al sur del país, muchos se dedican a cultivar esta planta y a vender su grano, una actividad que ha hecho prosperar al pueblo.
Xu Shibing, vecino de la región y gerente de la compañía Fushan Coffee Industry, tiene 20 años de experiencia como comerciante y ayuda a los agricultores locales a trabajar el café. “Mi sueño es que cada vez más personas lo prueben y hablen de él”, relata este hombre de 52 años, también presidente de la Asociación de Café de Hainan. Según afirma, la tierra roja de la zona, rica en selenio, es buena para el crecimiento de las plantas y para que el grano adquiera sabor e intensidad, algo a lo que también contribuye el clima local y su posterior tueste al carbón.
Después de todo, Fushan se encuentra en la misma latitud que las Montañas Azules de Jamaica o los volcanes de Hawái de donde procede el Kona, dos enclaves de referencia para el cultivo de café. Las 252 hectáreas que la localidad destina a la planta producen 795.000 kilos de grano al año, lo que genera a su vez 31 millones de yuanes (más de 3,7 millones de euros) en cada ejercicio. Es la razón que ha llevado a Wang Xifei, secretario del Partido de Fushan, a ampliar los cultivos y a animar a más agricultores para que se sumen a la industria. En la comarca, que cuenta con tan solo 18.000 habitantes, hay ya 30 cafeterías, por lo que Wang también baraja impulsar el turismo y los viajes de un día al pueblo como otra fuente de ingresos.
Puerto de libre comercio
Fu Cefu, de 46 años y padre de tres niños, es uno de esos agricultores de Fushan que se han pasado al café. Antes cultivaba plátanos, pero dependía demasiado del clima y los perdía cada vez que había un tifón. Hoy, la empresa de Xu le proporciona las semillas. También se encarga luego de tostar y vender el grano que Fu produce, lo que ha dado estabilidad a su familia y la ha sacado de la pobreza. “Me siento a salvo”, asegura este campesino, que ahora gana 20.000 yuanes (2.400 euros) al año con sus 0,2 hectáreas de tierra. Otras 27 personas que, como él, se encontraban en situación precaria, trabajan ahora en la plantación de Fushan, mientras que alrededor de 1.000 han conseguido empleo en la industria del café.
A 50 kilómetros de allí, el pueblo de Shicha ha apostado por el dendrobium, un tipo de orquídea utilizado en la medicina tradicional china que puede crecer en rocas volcánicas. Hasta entonces, sus habitantes estaban frustrados porque los cultivos no arraigaban en la aldea, ubicada a los pies de un volcán.
En la actualidad, su vida ha dado un giro, como explica Hong Yiqian, jefe del comité del pueblo. Las 53 hectáreas que destinan al cultivo del dendrobium han generado empleo para 200 trabajadores locales y también dado pie a otras plantaciones.
Además, la localidad ha dotado de bellas vistas al centro de conservación de la planta, con lo que ha conseguido atraer al turismo. Como resultado, sus ingresos anuales per cápita han pasado de 3.600 yuanes (440 euros) en 2013 a 24.000 (2.900 euros) en 2019. El Puerto de Libre Comercio de Hainan, donde se aplicarán políticas preferentes, podría beneficiar en el futuro tanto a Shicha como a Fushan. De hecho, Xu confía en poder cumplir pronto su sueño: “Siento que cada vez estoy más cerca de poder dar a conocer nuestro café al mundo entero”