Si es usted capaz de notar la diferencia entre los dos panda gigantes de la imagen, se desenvuelve mejor que la mayoría de la gente. Estos animales tan fotogénicos se dividen en dos subespecies: Sichuan y Qinling. Los primeros viven en la provincia del mismo nombre, al suroeste de China. Con su cabeza grande y ovalada, tienen más pinta de oso. Los segundos se extienden por las provincias de Shaanxi y Gansu, al noroeste del país, y su cabeza redonda y su morro chato les dan cierto aire de gato. Un nuevo estudio ha ahondado en las características que los distinguen y en sus peculiaridades evolutivas.
Hermanos con personalidad propia
Elaborado por la Universidad de Zhejiang, el Instituto de Investigación de Ciencias Biológicas BGI y el Centro de Conservación e Investigación para el Panda Gigante de China, el estudio ha secuenciado los genomas de ambas subespecies, algo que se hacía por primera vez en el caso de los Qinling. Según el trabajo, los dos tipos de panda evolucionaron hace unos 10.000 o 12.000 años, lo que propició su distribución geográfica actual.
Los Qinling nunca migraron a través de la cuenca del río Amarillo, por lo que su composición genética apenas ha cambiado. Los Sichuan, sin embargo, se adaptaron mejor para sobrevivir en la naturaleza. La investigación, publicada en Chinese Science Bulletin, aventura que la baja fertilidad de estos animales puede estar relacionada con transformaciones en sus genes. Por otro lado, asocia la jibarización de sus órganos internos a un cambio histórico en su dieta: abandonaron la carne para alimentarse solo de bambú.
Con información de Wang Junwei y Cai Jingwen