La historia de Wang Fuman, un niño de nueve años de la zona rural de Ludian, provincia de Yunnan, se hizo viral hace un año. El conocido como “niño copo de nieve” se presentó en el colegio con el pelo completamente cubierto de hielo. Había realizado a pie el camino, de cuatro kilómetros, que une la escuela con su casa. Ludian se encuentra a 2.900 metros de altitud y es una zona en la que baja mucho la temperatura en invierno.
El pasado verano Fuman se mudó a una nueva vivienda, en la que vive junto con su madre, su hermana mayor y su abuela enferma. Su padre, Wang Gangkui, trabaja en la construcción en Kunming, capital de la provincia. Muchos chinos donaron dinero a la familia después de ver el vídeo que lo encumbró en una especie de estrella en Internet. La Universidad de Seguridad Pública del Pueblo de China invitó al chaval y a su hermana a Beijing. Hasta entonces Fuman no había montado en avión, ni conocía la capital ni por supuesto había salido en la tele.
A pesar de que la familia carece de recursos, Wang afirma que su hijo no ha sufrido por ello. "Fuman es muy buen estudiante", afirma Wang. "Sus compañeros de clase lo tratan igual de bien que siempre”.
Fuman soñaba con convertirse en policía. Una vez que ha conocido las grandes diferencias que existen entre su pueblo en la montaña y la ciudad, aún piensa en velar por la seguridad de los ciudadanos. "Estoy muy agradecido a las personas que nos ayudaron de manera desinteresada”, cuenta el alumno de cuarto grado. "Voy a estudiar sin descanso para devolver la confianza a la gente que se preocupó por mí”, añade.
"Hablo por teléfono con él y con la familia todas las semanas. Él me cuenta que tal le va en el colegio”, explica su padre. “Fuman y su hermana hablan constantemente de lo maravilloso que es Beijing. Tengo que seguir trabajando duro para que mis hijos tengan lo mejor posible".
Kunming está a 400 kilómetros de Ludian. Wang solo pudo ir a casa tres veces el año pasado. Su próxima visita será en el Festival de Primavera, que se celebra del 4 al 10 de febrero. La nueva vivienda ha endeudado a la familia, pero Wang asegura que en dos o tres años estará pagada. El padre gana entre 3.000 y 4.000 yuanes (386 a 515 euros) al mes, en un trabajo que encontró a través del Tercer Buró de Ingeniería de Construcción de China.

Preocupado por que el contraste entre su ciudad natal y el mundo exterior afectara a Fuman, la Escuela Primaria Zhuanshanbao le puso una guía de apoyo cuando volvió de Beijing, cuenta el director adjunto Fu Heng. Fuman y otros 70 alumnos viven en la residencia de la escuela, que cuenta con un sistema nuevo de calefacción financiado por el gobierno local y donaciones privadas. Los internos duermen cuatro noches a la semana para evitar el camino hasta el colegio en los meses más fríos del año.
"Mi hijo va a la escuela el lunes y se queda hasta el viernes", afirma Wang. "El centro cubre sus gastos, lo que hace que esté más tranquilo". Según el director adjunto, la estupenda respuesta de la gente ha permitido que algunos estudiantes conozcan otros rincones alejados de las zonas montañosas de las que proceden. "Miramos al futuro con mucha esperanza”, afirma.
Yang Zekun contribuyó a la elaboración de esta información.