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En defensa del esfuerzo colectivo

En defensa del esfuerzo colectivo

La filosofía china lleva miles de años sosteniendo que la convivencia armónica pasa por el respeto a la diferencia. Esa mentalidad está hoy más viva que nunca a través de sus relaciones internacionales
XING WEN - 04 Jul 2022 20:12

Aunque han transcurrido ya dos años desde entonces, el economista Hu Biliang recuerda perfectamente los días que pasó con un grupo de estudiantes en una aldea de la provincia de Guangdong. Tras recorrer con ellos el campo durante una semana visitando cultivos, fábricas y escuelas rurales, Hu convocó una reunión para recoger las impresiones del viaje.

Términos como “economía colectiva”, “gestión de aldeas”, “prácticas democráticas de base”, “desarrollo industrial rural” y “participación vecinal en la gobernanza rural” salieron a relucir con frecuencia en las conversaciones. Era un reflejo del interés que tenían los alumnos por aprender más sobre la erradicación de la pobreza y el desarrollo del medio rural.

Buscar el beneficio mutuo

Aquellos estudiantes eran empresarios, funcionarios del Gobierno y trabajadores de ONG de países en vías de desarrollo. Procedían de Argentina, Azerbaiyán, Camboya, Etiopía, Granada, Jordania, Mongolia y Tanzania, y se habían inscrito en programas de posgrado de la Escuela de la Franja y la Ruta en la Universidad Normal de Beijing.

El encuentro sirvió para que expusieran sus reflexiones y puntos de vista sobre la lucha contra la pobreza en China, así como para compartir casos de desarrollo rural de sus propios países. “Ese intercambio inclusivo entre personas de diferentes nacionalidades fue muy inspirador”, recuerda Hu, decano de la Escuela de la Franja y la Ruta. El centro –cuenta– tiene como objetivo concienciar a la gente sobre el proceso de reforma y apertura de China. También establecer conexiones y lazos de amistad entre personas de distintos países.

“Buscamos aprender unos de otros para tejer relaciones basadas en la comprensión y el respeto”, señala Hu. La filosofía de la escuela entronca con la voluntad de China de construir una comunidad internacional que trabaje por un futuro común. También con su deseo de alentar un nuevo modelo de relaciones internacionales basado en el respeto mutuo, la equidad y la justicia, que contemple colaboraciones en las que todos salgan ganando.

Desde 2013, el Partido Comunista de China ha aludido en numerosas ocasiones al concepto de “una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”, que concibe como un ideal. Según apunta Yu Jiaqi, directora del Instituto de Opinión Pública de la Academia de Ciencias Sociales de Tianjin, esta idea recoge valores sobre gobernanza y ética relacional arraigados desde hace miles de años en la filosofía china.

Se trata de una perspectiva que subraya la necesidad de fomentar el intercambio entre civilizaciones para promover la armonía, la inclusión y el respeto por la diferencia. Como señala Yu, el compromiso por la paz y el equilibrio siempre ha tenido mucho peso en la mentalidad del pueblo chino.

Un legado del confucianismo

En tiempos de la dinastía Zhou Occidental (siglo XI-771 a. C.), un filósofo llamado Shi Bo ya teorizaba sobre la importancia de convivir en armonía. Desde su punto de vista, esta práctica garantizaba el desarrollo sostenible de todas las cosas.

“La búsqueda de la armonía dentro de la diferencia ha sido una constante del pueblo chino”, relata Yu. “Estos valores se aplican tanto a la hora de formarse de manera autodidacta como de cuidar de la familia o servir al Gobierno y a la diplomacia”, explica.

El ideal de “una comunidad con un futuro compartido para la humanidad” contempla también un tipo de gobernanza internacional caracterizada por consultas populares, contribuciones conjuntas y beneficios compartidos.

La máxima china que asegura que “el mayor ideal consiste en crear un mundo que sea verdaderamente compartido por todos” tiene su origen en el Libro de los ritos, una obra clásica del confucianismo que recoge textos recopilados hace alrededor de 2.000 años. Esta es, según Yu, la cultura que inspira a China a la hora de adoptar un papel activo para transformar y desarrollar el sistema internacional de gobernanza, así como para buscar que todos los agentes implicados en él formen parte del proceso.