El rodillo de jade, uno de los productos de cuidado de la piel más populares en Occidente en el último año, se originó durante la dinastía Qing (1644-1911). La emperatriz viuda Cixi, que reinó en el último tramo de esta era, se sirvió de esta herramienta para mejorar su apariencia.
Formado por dos piezas de este mineral verde unidas a través de un mango, se pasa suavemente por la cara para favorecer la circulación de la sangre y reducir la hinchazón y las arrugas. Una varilla ensartada en las piedras permite el movimiento. El jade es una roca ornamental famosa por sus propiedades refrescantes.
Aunque los beneficios del rodillo de jade no están respaldados por la ciencia, su bajo precio (cuesta 7 euros) y la facilidad de uso han atraído a muchos consumidores. Pero este artilugio no era el único truco de belleza en el pasado. Los chinos elaboraban cosméticos con plantas, grasas animales y especias.
El polvo facial se originó durante el Período de Primavera y Otoño (770-476 a. C.) y constituía una de las formas más rudimentarias de maquillaje. Se obtenía a partir de moler arroz fino. Otro tipo de polvo se elaboraba a partir del plomo, que a pesar de su toxicidad era demandado por sus propiedades blanqueadoras de la piel.
El colorete, que sirve para colorear los labios o las mejillas, existió desde la dinastía Shang (siglos XVI-XI a. C.). Este cosmético se elaboraba a partir del jugo de flores rojas y azules.
Las chinas siempre han prestado gran atención a sus cejas. Pensaban que guardaban relación con su destino. Durante el Período de los Estados Combatientes (475-221 a. C.), las mujeres utilizaban el hollín de la quema de ramas de sauce para pintarse las cejas. Otro tipo de maquillaje para esta parte del rostro era el dai, un mineral azul que se molía en polvo y se mezclaba con agua.
Tener cejas largas era popular antes de la dinastía Qin (221-206 a. C.), pero esto cambió durante la dinastía Han (206 a. C - 220 d. C.), cuando las mujeres se las afeitaban y se pintaban otras nuevas. Durante la dinastía Tang (618-907), las chinas se perfilaban las cejas de muchas maneras diferentes. Las que más estaban de moda eran las arqueadas y delgadas, que se asemejan a una hoja de sauce o a una luna creciente. Se consideraban símbolos de elegancia.
Huadian, un elemento decorativo ubicado en el entrecejo, se popularizó durante la dinastía Tang. Este ornamento se fabricaba con papel de oro o plata, escamas de pescado e incluso alas de libélula.