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La China rural explota su carisma
Turistas en un mirador de Qianhu, conocida como “la aldea de los mil hogares” y situada en la provincia de Guizhou. 

La China rural explota su carisma

La aldea miao de Qianhu ha pasado de vivir en la pobreza a acoger hordas de viajeros. Como muchas otras pequeñas localidades, ha sabido convertir su rica herencia cultural en un imán para turistas
LI LEI, YANG JUN Y LI YINGQING - 04 May 2023 8:00

Escondida en el accidentado paisaje de la provincia de Guizhou, la aldea miao de Qianhu, en el pueblo de Xijiang, está dejando huella en la competitiva industria del turismo rural. 

Hace alrededor de 40 años, esta pequeña población habitada por personas de las etnias miao y dong parecía condenada a una pobreza irreversible. En la actualidad, la localidad se ha convertido en uno de los destinos preferidos de los jóvenes urbanitas, que acuden allí para escapar del bullicio de la ciudad y publicar fotos de sus pintorescas vistas en redes sociales. 

El sociólogo Li Tianyi nació y creció en Xijiang. A sus 48 años, ha vivido en primera persona la transformación de la aldea desde principios de la década de 1980. 

Miembro del grupo étnico miao y profesor en la Universidad Minzu de Guiyang, la capital de Guizhou, asegura que el éxito de Qianhu reside en su peculiar cultura. 

En 1982, conforme China iba abriendo paulatinamente su economía y apostaba por crecer, el Gobierno provincial clasificó la población como “enclave pintoresco” debido a sus impresionantes vistas. Si hubiera que traducir su nombre al castellano, sería algo así como “la aldea miao de los mil hogares”. 

Desde la parte más elevada de la localidad puede contemplarse cómo sus casas de bambú se desparraman colina abajo entre arrozales y estanques de peces. Al caer la noche, decenas de miles de bombillas de luz suave y cálida transforman el paisaje en un cuento de hadas. Cuando acuden a la aldea, los visitantes gustan de sumergirse en la cultura local y participar en desfiles en los que los lugareños se visten al modo tradicional y sacrifican cerdos al borde de la carretera. Según cuenta Li, tanto los campos en escalera como las fiestas, las canciones populares y los bailes de Qianhu forman parte de la cultura miao en torno al cultivo de arroz. “El motor del desarrollo de la aldea es su cultura”, explica el sociólogo, que lleva años observando cómo evoluciona el turismo del pueblo.  

En 2016, Li fundó el Instituto de Investigación Cultural de la Aldea Miao de Qianhu de Xijiang con el objetivo de evitar que se perdiera la cultura del lugar y, en última instancia, mantener el boom turístico que da de comer a sus habitantes y a muchas otras personas que viven fuera. Li ha advertido que turismo y folclore van de la mano. “Gracias a los viajeros, la cultura tradicional puede disfrutar de una segunda vida y tener más alcance”, señala.  

Desde que China se propuso revitalizar el campo, se ha erradicado la pobreza en las zonas rurales. Una directriz publicada el pasado diciembre por el Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado anunciaba que se están desarrollando diversos proyectos urbanísticos para mejorar las infraestructuras de la China rural, como renovar viviendas o asfaltar caminos de tierra. En paralelo, es probable que el turismo en estas zonas, que se lleva favoreciendo durante los diez años que dura ya la lucha contra la pobreza en el ámbito rural, continúe creciendo todavía más. 

Personalidad propia

Con esta labor entre manos, el primer ministro, Li Qiang, subrayó la importancia de que, una vez hayan sido remodeladas, las aldeas no presenten el mismo aspecto. “China es un país extensísimo, con muchas culturas diferentes que cambian de una aldea a otra, incluso cuando estas están cerca”, afirmó el 13 de marzo en la rueda de prensa que clausuró la Asamblea Popular Nacional este año. Asimismo, Li destacó que el desarrollo rural no tiene que ver únicamente con el crecimiento económico, sino con respetar las peculiaridades económicas, ecológicas, sociales y culturales del campo, preservar la cultura local de cada sitio y evitar que las aldeas acaben siendo todas iguales. 

Li Xiaoyun, experto en desarrollo rural de la Universidad Agrícola de China, afirma que, si no existieran diferencias entre las aldeas, ir al campo dejaría de atraer al público. Además, los campesinos tampoco podrían sacar provecho de la riqueza cultural que existe en las distintas regiones de China. “Cada vez son más las pequeñas localidades que protegen sus tradiciones”, asegura. 

Con información de Tang Ying