Misbahul Ferdous tiene un sueño: que todos los países en vías de desarrollo puedan disfrutar de buenas instalaciones, tecnología y servicios de atención médica. Una de las herramientas de las que se está sirviendo para hacerlo realidad es la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés).
Ferdous, de 38 años, es un médico bangladesí que ejerce en Beijing. Está desarrollando una plataforma para que las instituciones médicas involucradas en la BRI compartan recursos. Su propuesta tiene como objetivo fortalecer el intercambio de tecnologías para realizar diagnósticos y tratamientos, promover discusiones académicas, ofrecer servicios de telemedicina o formar a jóvenes doctores. Más de 30 hospitales pertenecientes a diferentes países involucrados en la Iniciativa de la Franja y la Ruta están dispuestos a participar en el proyecto.
Ferdous, que se doctoró en la Universidad de Shandong en 2017, ha participado en diversos programas de colaboración en materia sanitaria en países de la BRI, como Bangladesh, Egipto, Indonesia, Malasia, Nepal, Arabia Saudí, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos. Esta experiencia, sumada a la de la pandemia, le inspiró para desarrollar una plataforma que permite que los médicos de las naciones de la BRI puedan trabajar juntos a la hora de abordar las secuelas de la covid-19 y prevenir crisis sanitarias similares en el futuro.
Su propuesta es una de las más de 100 presentadas por jóvenes de todo el mundo a Wise-Demo 2022, una convocatoria del Diálogo Global de Jóvenes Líderes coorganizada por la Academia de Estudios de China Contemporánea y el Mundo y por el Centro para China y la Globalización. Los diez proyectos seleccionados el pasado 15 de julio recibirán apoyo para poderse llevar a la práctica. Teniendo en cuenta las propuestas, llama la atención el interés que despierta la Iniciativa de la Franja y la Ruta entre las nuevas generaciones. Desde que este macroproyecto echó a andar hace nueve años, muchos jóvenes han participado en sus actividades de intercambio y se han dado cuenta de las grandes transformaciones que ha propiciado, señala Yu Yunquan, presidente de la Academia de Estudios de China Contemporánea y el Mundo.
Reducir la pobreza en África
China ha firmado más de 200 acuerdos de colaboración con 149 naciones y 32 organizaciones internacionales. En mayo, el comercio de mercancías entre este país y el resto de los de la BRI había alcanzado un valor superior a 11,8 billones de dólares (11,5 billones de euros), mientras que la inversión directa no financiera de China en ellos había rebasado los 140.000 millones de dólares (136.000 millones de euros).
Ehizuelen Michael Mitchell Omoruyi es el director ejecutivo del Centro de Estudios Nigerianos del Instituto de Estudios Africanos de la Universidad Normal de Zhejiang. A través de datos y casos concretos, su propuesta consiste en demostrar que la BRI es una “herramienta para resolver problemas mundiales”. Según dice, constituye una oportunidad para que los países africanos accedan a dividendos de desarrollo a través de la financiación de infraestructuras, atraigan más inversión extranjera, potencien su comercio y, en última instancia, reduzcan la pobreza. Recuerda que China ha terminado de construir o está en proceso de mejorar 30.000 kilómetros de carreteras y 2.000 de vías férreas en el continente africano, así como infraestructuras que garantizarán 85 millones de toneladas de capacidad portuaria anual y otras 9 millones de agua potable al día.