Con tan solo 13 años, Tenzin Mengnam es capaz de emocionar al público. Arrodillado en mitad del escenario, con los ojos llorosos y su hermano menor en brazos, el joven actor entonó el pasado 5 de junio una triste melodía que sobrecogió a la audiencia durante el estreno de Donyo Dondrup, la primera ópera tibetana infantil que se representa en la Región Autónoma de Xizang.
La obra cuenta la historia de dos príncipes, hermanos por parte de padre, que logran reunirse tras superar múltiples desafíos a vida o muerte. Según explica Namgyal Tenzin, el dramaturgo del grupo regional que la ha llevado a las tablas, se trata del único libreto de ópera tradicional tibetana que establece la edad del protagonista entre los 10 y los 16 años. “Hemos dedicado una década a adaptar los ocho clásicos más importantes de esta tradición y Donyo Dondrup ha sido el último de ellos”, cuenta. “Gracias a la tecnología moderna, hemos podido incorporar nuevos elementos y devolver a este viejo arte su antiguo brillo”.
La ópera tibetana, que incluye diálogos, canto, actuaciones y baile, tiene más de 600 años de historia. Se la considera un “fósil viviente” de la cultura regional y, desde 2009, es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Tenzin Mengnam, el jóven actor de Donyo Dondrup, solía acudir a este tipo de espectáculos con sus abuelos en su ciudad natal, Lhasa. Pese a que era demasiado joven para entender las óperas, le encantaba bailarlas. Con 6 años, comenzó a recibir clases de canto y fue aprendiendo a tocar todo tipo de instrumentos folclóricos. Hoy puede presumir de haber ganado el premio de interpretación para niños actores Pequeño Ciruelo en Flor, un honor nacional, y de contar con el respaldo de sus profesores, satisfechos de que la tradición continúe.
Xinhua