Escondido en un complejo residencial cerca del Tercer Anillo del Norte en Beijing se encuentra un local que llama la atención. Su pared principal, decorada con vinilos, carteles de películas y fotos de bandas de rock, tiene el aspecto de un bar de música. Se trata en cambio de Li Boxing Club. "Desde muy joven quería tener un club de boxeo, un espacio pequeño en el que mis amigos pudieran venir y pasar un buen rato", afirma su dueño, que tiene unos 30 años y prefiere que le llamen A- li, en homenaje a Muhammad Ali.
La fachada del club tiene una representación de la Torre de Tambores, ubicada en la capital de la región autónoma Uygur de Xinjiang, de donde procede A-li. En torno a la histórica torre comenzó el sueño de A-li. "Entonces teníamos un sitio muy reducido, con un pequeño balcón", dijo A-li. “Lo pasábamos genial después de entrenar. Íbamos a tomar algo, fumar y charlar mientras mirábamos la Torre del Tambor”.
Esa diversión incluía travesuras y una pizca de vandalismo callejero, como robar carteles de las marquesinas de los autobuses locales. Esta forma de vida de adolescente cambió cuando sintió que debía dedicarse al mundo del boxeo. Cambió de ciudad cuatro veces antes de establecerse finalmente en la ubicación actual. Invirtió 300.000 yuanes (37.561€) para comprar el pequeño local en el que se encuentra el exitoso club. Su clase de entrenamiento personal, que cuesta 100 euros por hora, está siempre llena. Se debe a que para muchos miembros del club, desde ejecutivos de oficina hasta artistas y famosos, el boxeo no es solo un deporte, sino una parte de su vida.
Wu Di, vocalista de una banda de rockabilly de Beijing, Rolling Bowling, asegura: "No soy un cobarde o un perdedor. El boxeo es duro, pero la vida es mucho más difícil". Llevaba unos años practicando boxeo antes de apuntarse en 2015 al club de A-li. "El trabajo duro da sus frutos", afirma. “Necesitas aprender a controlar los músculos, la respiración y preparar el cuerpo para un golpe preciso y poderoso”.
“Se ha de estar concentrado y despierto, y siempre tratar de llevarte a un nivel superior. Al igual que en la música, practicar es fundamental. No se trata de tener un don". Después de tocar en Guizhou, la banda volvió a Beijing para descansar antes de desplazarse a Lanzhou para actuar en un festival.
Wu, músico y boxeador amateur, le da mucha importancia al boxeo. Le ha mejorado su vida. "Antes de conocer a mi novia, mi rutina era mucho más simple: entrenar, componer, entrenar más y a la cama".
El boxeo parece violento, pero profundizas y te das cuenta de que es un deporte racional que necesita un enfoque científico, cuenta Wu. “Antes de apuntarme al club, aprendía solo. Hace años, cuando fui a un club de boxeo en Italia, ni siquiera se molestaron en prestarme atención”. Entonces era más aficionado a la música que al boxeo. Pero ambas disciplinas comparten algunas características. "Muchos piensan que cantar depende solo de la voz o la garganta. Pero no es así. Requiere la atención de todo el cuerpo. Un cantante ha de usar el poder o la energía que lleva dentro. Del mismo modo, el boxeo requiere que cada músculo se involucre”, describe.
“El boxeo no es tan popular como antes, porque se tarda mucho en construir a un campeón. A veces lleva 30 años de formación. El boxeo carece de tradición en China. Le cuesta crecer porque es realmente difícil. Es poco probable que alguien de una familia rica haga un gran esfuerzo por aprender esta disciplina".
El boxeo es como su género musical favorito. "El rock and roll estadounidense es un estilo impresionante, pero la gente no lo reconoce". Cada vez más aficionados como él se han volcado en el boxeo. Estos tipos de deportes se están convirtiendo en una oportunidad comercial.
Cai Jialong, fundador de Long FC, un juego basado en artes marciales mixtas, afirma: "Hay 80 millones de fanáticos del boxeo en China. Con tal cantidad de aficionados, los deportes de combate y los jugadores que los practican crecerán en el futuro”. La horquilla de población para este mercado incluye a jóvenes entre 18 y 30 años con un gran poder de consumo y una mentalidad abierta. Tienden a aceptar la cultura del combate.
Li Zhipeng, socio de BW Venture Capital, que ha invertido en la app de fitness Keep, cuenta que si se organizan competiciones, cada vez más gente se verá atraída por estas actividades. “Los deportes de combate son un negocio incipiente. La gente se acerca a ellos como los padres ven a un niño, sin demasiada prisa. No queremos hablar de ganancias todavía". Li aún así predijo que los mejores deportistas en China ganarán 13 millones de euros al año dentro de un lustro.