Lo que más le gusta a Cheng Shuo es ir a conciertos. Esta joven contable de 27 años, natural de Suzhou, provincia de Jiangsu, suele viajar casi todos los meses para asistir a actuaciones o festivales de música. Antes de cada escapada, prepara todo lo que necesita. Pero no lo compra: lo alquila.
Una cámara de vídeo para grabar sus aventuras, que en tiendas cuesta decenas de miles de yuanes, le sale solo por 800 yuanes (97 euros) si la usa durante un par de días. También alquila ropa, joyas o drones para filmar paisajes. “Pides el artículo por internet, verificas tu identidad y lo recibes al día siguiente en casa listo para usar. Tardo dos minutos en reservarlo y, cuando termino, solo tengo que empaquetarlo y devolverlo”, relata sobre el proceso.
Ventajas de la economía circular
Los consumidores chinos, y en especial los jóvenes, optan cada vez más por esta modalidad. Un informe de la consultora Analysys de Beijing estima que el valor del mercado del alquiler en China se situará este año en 71.600 millones de yuanes (8.690 millones de euros) y alcanzará el billón de yuanes (121.350 millones de euros) en 2030.
En la actualidad, hay más de 30.000 empresas en el país dedicadas a esta actividad. Entre otros productos, ofrecen electrónica, equipos para actividades al aire libre, moda o artículos de lujo, aunque lo que más se alquila son smartphones, portátiles, cámaras y drones.
La mayoría de los clientes de la plataforma rrzu.com, que se dedica al negocio, son jóvenes. El 70% de sus artículos se alquilan por menos de 90 días. Durante las vacaciones del Día Nacional de este año, que se celebró del 1 al 8 de octubre, el número de pedidos relacionados con fotografía y drones que recibió creció cerca de un 350% respecto al mismo período de 2024.
Adiós a la propiedad privada
“Para los jóvenes, es más importante poder utilizar los artículos a corto plazo que tenerlos en propiedad”, señala Chen Weijun, responsable de marca y distribución de rrzu.com, que ha pasado de alquilar solo equipos de oficina a ofrecer artículos de más de 200 sectores. “Buscan productos que enriquezcan sus experiencias o actividades sociales. Además, toman sus decisiones basándose en la comodidad y la eficiencia: rapidez en los pedidos, flexibilidad en las prórrogas y facilidades para devolver”.
Shen Liang, profesor adjunto de la Facultad de Economía y Gestión Antai de la Universidad Jiaotong de Shanghai, advierte un cambio en la lógica de consumo de la generación Z y de los menores de 30. Según afirma, ya no conciben las posesiones materiales como un símbolo de estatus o de felicidad, sino que prefieren apostar por experiencias, estilos de vida líquidos y un consumo más responsable.