Cuando acudió a China para prestar su ayuda durante la invasión japonesa (1931-1945), la principal prioridad de Norman Bethune fue evitar que las heridas de guerra se infectasen. Este cirujano canadiense, hoy convertido en leyenda por su altruismo y las numerosas vidas que salvó, era muy consciente del peligro que suponía exponer a patógenos este tipo de lesiones y desgarramientos. De hecho, él mismo encontró así la muerte. En 1939, cuando operaba a un soldado, se hizo un corte en el dedo que resultó fatal. Al infectarse y desembocar en una septicemia, acabó con su vida.
Bethune, miembro del Partido Comunista de Canadá, viajó como médico a la Guerra Civil española antes de recalar en China en 1938. Vivió y trabajó en el condado de Wutai, provincia de Shanxi, al norte del país. Allí presionó para convertir un templo local en un pequeño hospital de campaña, que destinó a atender a soldados del Octavo Ejército y a transmitir a otros los conocimientos que tenía.
En la actualidad, aquel antiguo hospital lleva su nombre y puede visitarse. Quienes lo hacen descubren cómo, a pesar de la gran carga de trabajo que tenía y de lo complejo que era su oficio, Bethune logró reducir las infecciones, formar a personal sanitario y contribuir a crear centros médicos. Cerca del edificio hay una muestra que recuerda su figura. Entre los objetos expuestos se encuentra una caja de metal para guardar comida que intriga a los visitantes. “Después de cada operación, se guardaba todo el instrumental dentro de recipientes de acero, que luego se metían en vaporizadores y se esterilizaban”, aclara Bai Xue, guía de la muestra. “Había tan pocos recursos y tan poco material de esterilización, que se aprovechaba cualquier cosa”, relata.
Bethune permaneció también tres meses en el vecino condado de Lingqiu, en lo que hoy es la ciudad de Datong, provincia de Shanxi, donde realizó más de 700 operaciones y atendió a más de 1.000 personas. Así lo explica Ren Dong, director del Museo de Memoria Revolucionaria de Datong. Según cuenta Ren, el canadiense “enseñó a decenas de cirujanos cómo trabajar en el frente de guerra e impulsó la creación de quirófanos y salas de primeros auxilios”.
Tras su muerte, Mao Zedong le dedicó el ensayo En memoria de Norman Bethune. Pese a estar fechado el 21 de diciembre de 1939, el texto se hizo famoso después, cuando fue incluido en numerosos libros de texto chinos. “Todos debemos aprender de su altruismo”, puede leerse en él.
En 2013, durante una reunión con David Johnston, entonces gobernador general de Canadá, el presidente chino, Xi Jinping, subrayó la profunda amistad que su país siente por el pueblo canadiense. También recordó que Norman Bethune es muy conocido en China por haber apoyado a la población en su lucha contra el fascismo.
En un acto celebrado en septiembre de 2015 en Beijing para conmemorar el 70 aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa [denominación por la que se conoce en China a la invasión japonesa que tuvo lugar entre 1931 y 1945 en el marco de la Segunda Guerra Mundial], Xi hizo entrega de una medalla al nieto del legendario cirujano, Mark William Bethune, que recogió el reconocimiento en representación de la familia.
Una huella profunda
En la actualidad, varios monumentos en China recuerdan la figura de Norman Bethune. También hay muchos hospitales bautizados en su honor o que albergan esculturas en su memoria.
Tang Jinhui, secretario del Partido en el Hospital Bethune de Shan-xi en Taiyuan, la capital provincial, asegura que el personal está orgulloso de trabajar en un centro que se llame así. Inspirado desde hace mucho tiempo por el espíritu de Bethune, el hospital atiende a pacientes de las zonas más remotas de China y ha participado en diversas misiones de asistencia médica en países como Togo, en África.
Según recuerda Tang, Bethune atendió a soldados en condiciones extremas y formó a numerosos médicos. También ayudó a reducir significativamente la tasa de mortalidad entre los heridos e inventó diversos utensilios quirúrgicos especiales para poder operar en el frente. Sin embargo, puntualiza: “Más allá de por haber salvado vidas, en el sector sanitario le recordamos a menudo porque cambió el rumbo de la medicina china moderna”.