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Objetivo: detener  la desertificación
Varias trabajadoras preparan barreras vegetales para frenar el avance de uno de los desiertos de la provincia de Gansu.

Objetivo: detener la desertificación

China extrema medidas para luchar contra el avance de las dunas, un fenómeno que afecta a 400 millones de personas dentro del país
ZHENG JINRAN Y YUAN HUI - 20 Jun 2023 9:21

Envueltos por una fina nube de arena, densos cultivos de leguminosas se balancean al viento en el desierto de Tengger. “Estando en una tierra tan árida, es increíble la resistencia que tienen”, se admira Liang Cunxin, vecino de esta zona de la Región Autónoma de Mongolia Interior. “En verano, cuando las plantaciones se llenan de tonos rosas, amarillos o morados, parece un mar de flores”, asegura.

Liang, de 53 años, reside en la bandera izquierda de Alshaa. Pese a que lleva décadas viviendo con su familia en la región, en 2007 se vio obligado a mudarse debido al avance de las dunas. El Tengger, que se extiende por Mongolia Interior y la provincia de Gansu, abarca una superficie de 43.000 kilómetros cuadrados y es el cuarto desierto más grande de China. 

Desde 2017 se han plantado allí más de dos millones de leguminosas, que han ido cubriendo de forma gradual más de 33 kilómetros cuadrados de arena, explica Liang. Como muchos otros habitantes del territorio, ha vivido en primera persona los cambios del paisaje. Cerca de 400 millones de personas de 30 provincias y regiones de China se han visto afectadas por la desertificación, que en 2019 había arrasado 1,69 millones de kilómetros cuadrados. Según la Administración Nacional de Silvicultura y Praderas, se trata del 17,58% del total de la superficie terrestre del país. 

El 6 de junio, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con un grupo de funcionarios tras realizar un viaje de investigación a Bayannuur, en Mongolia Interior. En ese marco, afirmó que los esfuerzos que se están llevando a cabo para combatir la desertificación e impulsar proyectos clave, como el Programa de la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes, están íntimamente ligados a la seguridad ambiental de China, la construcción de una nación fuerte y el desarrollo sostenible del país. Asimismo, hizo un llamamiento para que continuara la lucha contra la desertificación y pudieran producirse “nuevos milagros” que detuvieran su avance. 

Xi volvió a subrayar la necesidad de adoptar un enfoque holístico para conservar montañas, ríos, bosques, tierras de cultivo, praderas y desiertos. Además, afirmó que prevenir y controlar la desertificación es una misión clave para blindar la seguridad medioambiental en el norte de China.  

Sun Tao, director del centro que se encarga de supervisar la desertificación dentro del Instituto de Estudios y Planificación Forestales de la Administración Nacional de Silvicultura y Praderas, destaca la importancia de abordar esta tarea. “El país ha realizado enormes esfuerzos para frenar el avance de los desiertos, sobre todo en las vastas regiones del norte y del noroeste, donde se suceden las tormentas de arena. Cuando son de alta intensidad, pueden afectar incluso a grandes regiones y a sus poblaciones”, asegura. 

Un problema internacional

Entre el 19 y el 22 del pasado mes de marzo hubo una serie de tormentas que enterraron 3,62 millones de kilómetros cuadrados y afectaron a 560 millones de personas en China. “Este fenómeno aparece cuando se juntan tres factores: fuentes de polvo, volatilidad atmosférica y vientos”, señala Sun, que explica que cuando el viento sopla con fuerza es capaz de transportar nubes de arena y polvo a largas distancias. 

“El único de estos factores que, como humanos, podemos controlar, son las fuentes de polvo. Por eso es tan importante tomar medidas que permitan controlar la desertificación y limitar las tormentas”, cuenta. 

Puesto que la desertificación se ha convertido en un problema mundial, resulta indispensable la cooperación internacional para luchar contra ella. En este sentido, los métodos que está empleando China para frenar el avance de las dunas podrían ayudar a otros países a combatir problemas similares, indica Sun. 

Para que China pueda cumplir su  compromiso con la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, el presidente Xi apela a la colaboración internacional.

Según afirma, China participará de manera activa en el esfuerzo colectivo que se está realizando para frenar el avance de los desiertos, así como en las gestiones dirigidas a proteger el medio ambiente. Estrechará su colaboración con sus países vecinos y respaldará medidas para combatir la desertificación en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. 

Semillas en la arena

Mongolia Interior representa el 23,7% de toda el área desertificada de China, lo que la convierte en una de las regiones del país más afectadas por este problema. Dada la situación, ha adoptado importantes medidas, sobre todo enfocadas a la forestación. 

Ma Qiang, subdirector de la administración regional de silvicultura y praderas, asegura que en el territorio “se han añadido 6.666 kilómetros cuadrados de cobertura forestal, así como otros más de 20.000 de praderas”. Según relata, se han plantado más de 2.000 millones de árboles con la ayuda de muchos voluntarios. Gracias a ello, el área desertificada de la región ha decrecido durante 15 años consecutivos. 

Además de poblar terrenos con vegetación, Mongolia Interior ha establecido normas estrictas para las actividades de pastoreo, ha diseñado proyectos para conservar los pastos y también ha explorado nuevas técnicas y políticas encaminadas a hacer un uso más sostenible de la tierra. Estas iniciativas se enmarcan dentro de las medidas que se están adoptando a escala nacional para combatir el proceso de desertización y restaurar los ecosistemas. 

Durante las últimas décadas, China ha estado aplicando enfoques sistemáticos y científicos a la protección de montañas, masas de agua, bosques, tierras de cultivo, praderas y desiertos. El Plan Nacional de Prevención y Control de la Desertificación (2021-2030) establece medidas coordinadas entre las distintas regiones del país, en función de sus situaciones particulares. El plan contempla recuperar más de 6,67 millones de hectáreas de terrenos desertificados para 2025 y hacer que asciendan a 12,4 millones para 2030. 

Por otro lado, el presidente Xi  ha establecido el objetivo de convertir el Programa de la Franja Forestal Protectora de los Tres Nortes, diseñado en 1978 para frenar el avance del desierto de Gobi, en una “Gran Muralla verde”, que resulte infranqueable dentro de 10 años. Según adelantó, la sexta fase del proyecto, que abarca el período 2021-2030, será clave para consolidar y ampliar lo conseguido hasta la fecha.