CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

Patatas contra la desertificación
Vista aérea del complejo turístico Lago Qixing en el desierto de Kubuqi, Región Autónoma de Mongolia Interior. 

Patatas contra la desertificación

Los cultivos de la Región Autónoma de Mongolia Interior no solo están frenando el avance de la arena y reverdeciendo el paisaje. Gracias a ellos crece la industria y se crean puestos de trabajo
YANG WANLI Y YUAN HUI - 23 May 2022 12:30

Es probable que pocas personas sepan de dónde proceden las patatas fritas que consumen cuando compran una bolsa para el aperitivo o acuden a un restaurante de comida rápida. Muchos se sorprenden al descubrir que, en China, la materia prima viene del desierto.

La Región Autónoma de Mongolia Interior, situada al norte, posee la mayor extensión de suelo desértico y arenoso del país, por lo que se enfrenta a la grave amenaza de la desertificación. Sin embargo, ahora las patatas están contribuyendo a generar oasis.

 La batalla que libra la región contra el avance de la arena refleja el empeño del Gobierno central chino por proteger el medio ambiente, así como su papel a la hora de catalizar soluciones innovadoras que recuperen ese frágil entorno.

Una frontera de vegetación

Durante muchos años, el país ha adoptado medidas para mantener sus desiertos a raya. En 1978 se inició una campaña contra la desertificación en el norte de China que consistió en plantar árboles a lo largo de la frontera del desierto de Gobi con el objetivo de frenar su expansión. Muchos llaman a esta enorme barrera vegetal la Gran Muralla Verde.

Se espera que el proyecto esté terminado para 2050 y se extienda a lo largo de 4.500 kilómetros. Contribuirá a que la cobertura boscosa que había en la década de 1960 en el norte del país pase de ocupar el 5% del territorio al 15%. 

Este año se cumple el 41º aniversario del inicio del programa de voluntariado para plantar árboles en China, en el que Mongolia Interior es una pieza clave. Según la oficina forestal de la región, entre 2016 y 2020, las labores que se llevaron a cabo allí consiguieron evitar la desertificación de 800.000 hectáreas al año y frenaron el avance de los desiertos de la zona.

“Cuando llegué aquí, hace cinco años, no había ni una planta. Tan solo el desierto de Mu Us, que se extendía hasta donde alcanzaba la vista”, cuenta Chen Xiliang, jefe de equipo de una producción de patatas que suministra a Lay‭'‬s. La empresa estadounidense de aperitivos compra la materia prima que necesita en la cooperativa que Chen gestiona en Ordos, Mongolia Interior. Este territorio, donde se encuentran dos de los mayores desiertos de China, el de Mu Us y el de Kubuqi, recurrió al cultivo de patatas como herramienta principal para recuperar la fertilidad de su suelo arenoso.

“Mu Us es único. Está libre de contaminación industrial y además hemos encontrado abundante agua subterránea. Se trata de dos factores prometedores para que la siembra de patatas a gran escala sea un éxito”, señala Chen, quien subraya que hay necesidad de supervisar las plantaciones de forma constante. “Contamos con un sistema de tuberías de riego, pero cualquier pequeño error técnico puede dar al traste con meses de esfuerzo”, relata.

Con la ayuda de varios técnicos agrícolas, Chen y su equipo llevaron a cabo docenas de pruebas y modificaron la técnica de plantación en numerosas ocasiones. Con el tiempo, pudieron pasar de tener un pequeño cultivo experimental a producir en plantaciones a gran escala. 

En 2019, la finca de Chen aumentó hasta alcanzar las 2.000 hectáreas, lo que permitió generar una cosecha lo suficientemente grande como para despachar patatas y derivados por valor de 60 millones de yuanes (8,6 millones de euros) al año. 

Xu Youdong, un funcionario de la oficina de agricultura y ganadería de Ordos, ilustra lo que está pasando. “Si contemplas una imagen aérea de la zona, se puede ver que hay unos enormes círculos verdes en el desierto. Algunas personas bromean diciendo que son marcas misteriosas que han dejado los extraterrestres, pero en realidad se trata de nuestros cultivos de patatas”, explica.

Innovación ecológica

Según el Buró Municipal de Estadísticas, Ordos contaba en 2020 con 13.266 hectáreas de cultivos de patatas, que permitían cosechar al año 300.000 toneladas métricas de tubérculos.

Para Chen, no se trata de la única ventaja que traen consigo las patatas. “Además de enriquecer a los lugareños, también funcionan como un oasis”, afirma. “Cuando crezcan, mis hijos contemplarán con orgullo el milagro verde que su padre se esforzó en crear”. 

El Gobierno de Mongolia Interior ha desarrollado numerosas estrategias de innovación ecológica para controlar la arena y dar al mundo un ejemplo de lucha contra la desertificación. Durante los últimos 30 años, la empresa local Elion Resources Group ha llevado a cabo una campaña ecológica en el desierto de Kubuqi que contempla programas de reforestación, turismo ecológico y la creación de toda una industria en torno a la energía solar.