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Techo y empleo: el camino  para escapar de la pobreza
Unos campesinos cruzan un puente recién construido en una zona montañosa del condado de Weining, en la provincia de Guizhou. 

Techo y empleo: el camino para escapar de la pobreza

La provincia de Guizhou ha repartido 465.000 apartamentos urbanos a campesinos que vivían sin acceso a escuelas, atención médica o agua potable.
LI LEI Y YANG JUN - 09 Abr 2021 8:52

A Zhang Yushi le cambió la vida hace dos años. Y para bien. Con problemas de audición y dificultad para caminar, este hombre de 39 años era antes un humilde campesino en la provincia montañosa de Guizhou. Sin embargo, su suerte dio un giro cuando se mudó a un moderno complejo de realojo en la ciudad-prefectura de Tong-ren, provincia de Guizhou, junto a su mujer y sus dos hijas, en edad escolar.

Su nuevo hogar está cerca de Dajiaochong, un barrio industrial de la urbe que en el pasado albergaba a algunas de las familias más pobres de China. Allí, Zhang disfruta de un nuevo apartamento que recibió en el marco de un proyecto local de reducción de la pobreza. Tiene tres dormitorios, sofá, televisión y otros electrodomésticos. Nada que ver con la humilde casa de madera y barro que heredó de sus abuelos, las personas que le criaron. 

Ahora, Zhang es también el dueño de una tienda de muebles y electrodomésticos cerca de su nueva casa. La abrió gracias a un préstamo sin intereses que le ofreció el Gobierno local.  

Desde aldeas remotas

Dentro de un plan contra la pobreza rural en la región, 125.000 personas como él se han trasladado a barrios de Tongren que tienen escuelas, hospitales y fábricas cerca. El realojo de Dajiaochong, el más grande de este tipo en la ciudad, demuestra que las instituciones locales han tratado de estimular el sentimiento de pertenencia de los nuevos vecinos y su seguridad económica mediante la creación de empleo y de servicios para la comunidad. Entre ellos figuran los llamados empleos de asistencia social, diseñados para ayudar a personas como Wu Gang.

Siete años atrás, cuando murió su hijo de 6 y su mujer quedó destrozada por la pena, este trabajador diligente acabó rebuscando en la basura. Hace un par de años, se mudó con su esposa y sus dos hijos a una vivienda de realojo en el condado de Yanhe, también en Guizhou, donde las autoridades repararon en él y le dieron un empleo. Hoy trabaja como responsable de su comunidad de vecinos, para la que debe organizar reuniones y encargarse de la seguridad. Su mujer tiene un contrato como limpiadora en un complejo residencial. “Después de haberme beneficiado de tantas ayudas, necesito sentirme útil”, afirma Wu. 

Mujeres de la etnia miao, en un taller de empleo. YANG WENBIN / XINHUA

La meseta de Yunnan-Guizhou, situada en el suroeste de China, está tan aislada que resulta difícil llevar hasta allí servicios públicos, como electricidad o educación. Es lo que perpetúa la pobreza en las remotas aldeas de la zona, que están además muy poco pobladas. 

En los últimos años, China ha ido implementando programas  masivos de realojo para que los campesinos de la región puedan tener acceso a atención médica, vivienda digna, escuelas o agua potable. Durante los últimos cinco años, se han entregado más de 465.000 pisos repartidos en 949 complejos residenciales.

De los cerca de 1,9 millones de campesinos que se han beneficiado de estos apartamentos, 1,6 millones eran oficialmente pobres, según la clasificación que establece el país para medir la renta. De ellos, el 98% asegura estar satisfecho con su nuevo hogar, según datos del Gobierno provincial. En noviembre, 884.400 colonos habían encontrado trabajo, muchos de ellos en las llamadas “fábricas de alivio de la pobreza”, creadas específicamente para ayudarles a encontrar una ocupación. Hoy, más del 90% de estos inmigrantes rurales tiene empleo. 

Xi Jinping, el presidente de China, califica de “completa victoria” la lucha contra la pobreza que está llevando a cabo el país. Gracias a este plan estratégico, que persigue aumentar los salarios en el medio rural, mejorar las infraestructuras y dotar de servicios públicos a las regiones remotas, 770 millones de personas han dejado atrás la miseria durante las últimas cuatro décadas.