Gracias a su poder curativo, el sol y la arena han convertido los desiertos de la Región Autónoma Uygur de Xinjiang en destinos de moda. Muchos de los viajeros que pasan por la región acuden a Turpan, a unos 180 kilómetros de la capital, Urumqi, donde un centro de salud ofrece paquetes turísticos que incluyen alojamiento y tratamientos con arena y hierbas medicinales chinas.
Los profesionales del sector embadurnan al cliente en aceite de oliva, comprueban la temperatura de la arena, lo entierran parcialmente en el desierto y se aseguran de proporcionarle una sombra que le proteja del inclemente sol de la zona, donde se pueden alcanzar los 50 grados.
Sabiduría tradicional de la etnia uygur
Estas terapias, que combinan las propiedades de la arena caliente con otros tratamientos para estimular la circulación sanguínea, aliviar el reuma o mejorar el sueño, tienen una larga tradición entre la etnia uygur de Xinjiang. La mezcla de luz solar, calor seco y fuerza magnética contribuye a reducir los dolores provocados por la artritis reumatoide o la espondilosis cervical.
Zhou Jianli, que acudió al centro tras sufrir una lesión en la cintura, asegura que el método “resulta mucho más eficaz que ponerse una compresa caliente”. Solo entre junio y julio, cerca de 55.000 personas recibieron uno de estos tratamientos en el condado de Shanshan, lo que generó ingresos de cerca de 8 millones de yuanes (1 millón de euros).