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Yutian florece gracias a las rosas
Empleadas de Queme manipulan pétalos de rosa en una fábrica de Yutian, Región Autónoma Uygur de Xinjiang. 

Yutian florece gracias a las rosas

Las plantaciones que hay junto al desierto de Taklimakan han hecho que la vida en el condado sea más fácil. La industria de las esencias da empleo a quienes antes tenían dificultades para sobrevivir en un entorno hostil
LI LEI - 04 Sep 2023 14:24

Gracias al riego por goteo, las tierras áridas del noroeste de China están ahora cubiertas de rosales. El condado de Yutian, un oasis dentro de la Región Autónoma Uygur de Xinjiang, acoge extensos cultivos que, enraizados en la arena y abrasados por el sol, florecen en los márgenes del desierto más grande del país: Taklimakan.

En la gran región de Hotan, donde se enclava Yutian, las rosas se han cultivado durante siglos para elaborar té y medicinas. En Yutian, hileras de altísimos álamos plantados en el borde de una parcela de 670 hectáreas separan dos mundos: a un lado, el inclemente paisaje dunar; al otro, sauces rosados y plantas resistentes a climas áridos se alternan con rosales. Entre ellos serpentean tubos de riego que se extienden a lo largo de 2.000 kilómetros y que beben de doce pozos. Abastecen a las plantas con una mezcla de agua y fertilizantes.

Una atracción turística

Queme, subsidiaria de una compañía estatal con sede en Urumqi, la capital de la región, se encarga de gestionar esta gran rosaleda. 

Hace una década, como parte de un programa asistencial para estimular el desarrollo del empobrecido condado de Yutian, la empresa matriz envió allí a un equipo de investigadores, que decidió apostar por los rosales. También propusieron crear una fábrica a 20 kilómetros de distancia de los cultivos para procesar los pétalos y convertirlos en esencia de rosas. Este extracto se utiliza en multitud de productos alimentarios y cosméticos, como la mermelada, el vino o las cremas faciales. 

Liu Zhiyong, subdirector general de Queme, asegura que su empresa eligió el desierto para cultivar las rosas con el fin de evitar enfrentarse con los agricultores locales por el control de la tierra. En Hotan hay menos de 0,06 hectáreas de tierra cultivable per cápita, lo que la convierte en una de las regiones de China con menos terreno para sembrar cereales. 

Sin embargo, el lugar es ahora una atracción turística. Recibe visitantes llegados de todo el país y se ha convertido en un paisaje muy demandado para fotografías de boda. Existe una pequeña ruta al aire libre, salpicada de pérgolas de madera al estilo tradicional chino, que conduce hasta un mirador. Desde allí, pueden contemplarse hermosas vistas del desierto y de las rosaledas.  

Vestidos con prendas que les protegen del sol y pertrechados con bolsas trenzadas, los agricultores van recogiendo pétalos de rosas. Los cosechan entre mayo y agosto, en tres fases que duran 14 días. Es la época de floración de las tres variedades de rosas que hay en la plantación, que se escogieron precisamente por su resistencia a las sequías.  

Sin tanto miedo al clima

A lo largo de los años, Queme ha creado decenas de miles de puestos de trabajo estacionales para las personas que cosechan y limpian las plantas. 

Una de ellas es Amina Metsun, de 36 años, que cultiva trigo en una pequeña parcela de tierra arenosa cerca de la plantación. Es madre de tres hijos y gana alrededor de 200 yuanes (26 euros) al día por seleccionar los pétalos de mayor calidad. 

Tohthan Sardik, de 50 años, una de las pocas trabajadoras fijas de la plantación, tiene un salario mensual de 3.500 yuanes (450 euros). En el pueblo en el que reside, no muy lejos, también cultiva trigo. Asegura que antes “vivían a merced del cielo”, ya que el clima extremo era capaz de acabar con sus humildes cosechas en cualquier momento. “Ahora estoy feliz de tener un trabajo estable”, asegura. 

Yan Yongjun, presidente de la junta directiva de Queme, cuenta que la esencia de rosas que se extrae en la fábrica acaba formando parte de todo tipo de productos que se comercializan con el nombre de la empresa, desde vinos a lociones, pasando por aceites esenciales. Según cuenta, cada vez tienen más éxito entre los habitantes de las ciudades y las ventas no paran de crecer.