Sesenta años después de que Yuri Gagarin se convirtiera en el primer hombre en viajar al espacio, China lanzaba el módulo central de su estación espacial desde el centro de lanzamiento de Wenchang. Sucedió el pasado 29 de abril y, mediante este hito, el país se embarcaba en la construcción de una de las bases espaciales más sofisticadas del mundo.
La estación espacial Tiangong, que en chino significa “Palacio Celestial”, constará de tres grandes partes: un módulo central y dos laboratorios, que sumarán juntos 70 toneladas. Se espera que el conjunto esté completamente operativo a finales del año que viene y se prevé que funcione durante 15 años.
El módulo central Tianhe –“Armonía de los cielos”– es la nave espacial más grande y pesada que jamás ha construido China. Tiene 16,6 metros de largo, 4,2 de diámetro y pesa 22,5 toneladas, el equivalente de 15 automóviles de tamaño estándar. Está compuesto a su vez en tres partes: una sección de conexión, otra de control y soporte vital y una última de recursos.
Este módulo es fundamental para construir la estación Tiangong y operar en ella, ya que los astronautas pueden vivir allí y controlar la estación desde su interior. También se usa para albergar experimentos científicos y tecnológicos. Después de que la nave Shenzhou-12 se acoplara al módulo central el 17 de junio, tres astronautas chinos se han convertido en sus primeros habitantes. Su misión, que durará tres meses, consiste en comprobar y verificar proyectos, tecnología y equipamientos clave para construir y operar en la estación Tiangong.
Entre sus tareas figura la supervisión a largo plazo de la misión y del sistema de soporte vital, así como actividades extravehiculares, el reabastecimiento en órbita y el mantenimiento y reparación de la nave. El 4 de julio, los astronautas salieron de ella para realizar una de las dos caminatas espaciales programadas, en las que se sirven de brazos mecánicos para instalar equipo y comprobar el estado exterior del módulo central.
A finales de mayo, antes de la llegada de la nave tripulada Shenzhou-12, se lanzó y acopló la misión de carga Tianzhou-2, a la que seguirá en septiembre la Tianzhou-3, de similares características. Asimismo, en octubre emprenderá su viaje la Shenzhou-13. Llevará a bordo a otros tres astronautas, que permanecerán allí durante seis meses.
En 2022 está previsto que se lancen dos grandes laboratorios espaciales para que se acoplen al módulo principal. Asimismo, se contemplan otras dos misiones tripuladas y otras dos de carga para seguir construyendo la estación. Cuando esté terminada, podrá acoplarse a varias naves tripuladas y de carga a la vez, así como a naves extranjeras, siempre que tengan la escotilla de enganche compatible con el estándar chino.
Se buscan científicos
China está abierta a trabajar con otros países en su estación espacial, afirma Hao Chun, director de la Agencia de Vuelos Espaciales Tripulados de China. Tras haber firmado acuerdos de cooperación con la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de las Naciones Unidas, ambos organismos invitan a científicos de todo el mundo a presentar sus propuestas de investigación para que puedan realizar sus propios experimentos a bordo de Tiangong.
La estación contará con más de 20 cabinas, diseñadas según los estándares internacionales, para que los investigadores puedan guardar sus instrumentos y su material científico. Si una nave Shenzhou cuenta con un espacio utilizable de aproximadamente siete metros cúbicos, Tiangong dispone de alrededor de 50 en su módulo principal para que los astronautas vivan y trabajen. Cuando se acoplen los dos laboratorios previstos, el espacio se ampliará a 110 metros cúbicos.