Según informó la Televisión Central de China, científicos del país asiático han fabricado ladrillos de un material que imita al suelo lunar y tienen previsto enviarlos a la estación espacial Tiangong para realizar experimentos.
El profesor Zhou Cheng, que pertenece a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, donde se crearon los ladrillos, afirmó el 19 de octubre en la cadena nacional que estos bloques son ensamblables y han sido fabricados a partir de materiales cuya composición simula la del auténtico suelo lunar. El proceso se realiza al vacío dentro de un horno de prensado que, al alcanzar temperaturas que rondan los 1.000 ºC, permite que las piezas sean sinterizadas.
Cada uno de estos bloques es tres veces más resistente que un ladrillo rojo estándar o uno de hormigón, lo que significa que cada centímetro cuadrado de su superficie es capaz de soportar más de una tonelada de peso, señaló Zhou.
Según explicó el profesor, la composición del suelo lunar no es la misma en todos los rincones del satélite. Algunos ladrillos simulan el material del terreno donde alunizó la sonda china Chang’e-5, que está integrado fundamentalmente por basalto. Otros imitan el de otras latitudes, compuestas sobre todo por anortosita.
Los bloques han de ser capaces de soportar las duras condiciones ambientales de la superficie lunar, donde existen cambios de temperatura extremos, radiaciones cósmicas e impactos de meteoritos, detalló Zhou.
Cambios de temperatura de más de 300 ºC
La Luna puede alcanzar los 180 ºC durante el día y descender hasta -190 ºC por la noche, por lo que los ladrillos deben ser profundamente aislantes desde el punto de vista térmico. Por otro lado, puesto que el satélite carece de atmósfera, existe una fuerte radiación cósmica y micrometeoritos, así como terremotos muy frecuentes. Zhou, que es además un destacado miembro del Centro Nacional de Innovación Tecnológica en Construcción Digital de la universidad en Wuhan, provincia de Hubei, recordó que los bloques estarán expuestos a todo ello.
Según relató, los investigadores tienen pensado colocar unas muestras de los ladrillos en el exterior de la estación espacial Tiangong para probar cómo se comportan al ser expuestos a estas condiciones. La nave de carga Tianzhou-8, que partirá a mediados de noviembre desde el Centro de Lanzamiento Espacial de Wenchang, en la provincia de Hainan, será la encargada de transportar los materiales hasta allí.
Una vez finalizados los experimentos de exposición, que durarán entre uno y tres años, los bloques se enviarán de vuelta a la Tierra para que los investigadores puedan examinarlos, explicó el profesor.
Aprovechar los recursos del lugar
Pang Zhihao, un experto en tecnologías para la exploración espacial que trabajó en la Academia de Tecnología Espacial de China durante décadas, contó que uno de los objetivos del país es construir un centro internacional de investigación en la Luna en un futuro próximo, lo que significa que los científicos e ingenieros chinos necesitan aprender a construir infraestructuras allí sin utilizar materiales de la Tierra.
Según indicó, enviar materiales a la Luna es extremadamente caro y requiere métodos muy sofisticados, por lo que echar mano de los recursos lunares mientras se está allí podría reducir en gran medida los costes y hacer que explorar el satélite sea más viable.
“Muchos investigadores sugieren que, usando impresoras 3D, diversos elementos de la Luna podrían convertirse en materiales de construcción o en paneles solares para construir carreteras, estructuras y centrales eléctricas”, añadió. “Si esto se convierte en una realidad, los humanos podrán establecer bases que permitan desarrollar operaciones robóticas de larga duración y estancias humanas cortas. Utilizar recursos in situ también permitirá realizar pruebas de expediciones tripuladas a otros planetas, como Marte”, apostilló.
China empezó su programa de exploración lunar en 2004 y, desde 2007, ha lanzado ya seis sondas robóticas. Su misión más reciente, Chang’e-6, aterrizó en la cara oculta de la Luna el pasado junio y regresó a la Tierra con casi 2 kilos de rocas y suelo procedentes del satélite, todo un hito histórico.