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Ya están aquí las ciudades esponja
Vista aérea de Bishan, un distrito de Chongqing que se ha beneficiado de que la urbe haya pasado a ser ciudad esponja. 

Ya están aquí las ciudades esponja

La ingeniería ecológica es el último grito contra las inundaciones. Mediante suelos porosos, varias urbes chinas recogen el agua de lluvia en cisternas subterráneas y luego la aprovechan
TANG YINGZI, XING YI Y ZHANG XIAOMIN - 07 Dic 2020 17:22

La rápida urbanización, los cambios en el uso del suelo y la desaparición de los humedales naturales han provocado que las inundaciones sean uno de los principales problemas de las urbes chinas.

Para solucionarlo, el país apostó hace cinco años por las llamadas ciudades esponja a una escala nunca antes vista. En 2015, el Consejo de Estado puso en marcha proyectos piloto en 30 urbes que aplicaban este concepto. Según un documento oficial de aquel año, el objetivo es que cerca del 80% de la superficie de estas ciudades sea absorbente y capaz de reutilizar al menos el 70% de su agua de lluvia para 2030. 

“Se trata de almacenarla, canalizarla y aprovecharla”, explica Qu Jiuhui, miembro de la Academia de Ingeniería de China. “El exceso de agua de lluvia se filtra por un sistema de drenaje y, gracias a obras de ingeniería ecológica, se consigue que las plantas absorban sus contaminantes y la purifiquen, como sucede en la naturaleza”, detalla. Estas infraestructuras gestionan el medio ambiente aplicando principios verdes, de forma que contribuyen a protegerlo y a minimizar los daños que pueda sufrir.  

Depósitos bajo tierra

La Nueva Ciudad de Lingang, en la costa de Shanghai, tiene una superficie de 100 kilómetros cuadrados y se trata de la más grande de las 30 urbes esponja que seleccionó el Gobierno central en 2016 para poner en marcha sus proyectos piloto. El Centro de Exposiciones de Ciudades Esponja de Lingang en Shanghai, que cuenta con una superficie perforada y porosa que deja pasar el agua, es un buen ejemplo de este concepto arquitectónico, que puede encontrarse también en otras zonas de la ciudad.

En los últimos años, se han diseñado acequias en las zonas verdes, pavimiento poroso, azoteas especiales, humedales artificiales y cisternas para almacenar la lluvia. Además, se han renovado 36 kilómetros de carreteras y se ha sustituido el hormigón de las calles por adoquines absorbentes para evitar que el agua se acumule. Aun así, las acequias situadas en los márgenes de las calzadas se encargan de recoger la mayor parte.

Habitantes de Tianjin vierten agua sobre un pavimento absorbente. HU LINGYUN / PARA CHINA DAILY

Las obras de acondicionamiento ya se han completado en 26 barrios residenciales de Lingang, que se extienden por una superficie de 200 hectáreas. También se ha colocado césped en los aparcamientos y se han instalado tanques subterráneos para almacenar el agua, incluso bajo los jardines que ya existían. Por su parte, Chongqing también ha estado construyendo infraestructuras para convertirse en una ciudad esponja. Esta metrópolis del suroeste recibe al año más de 1.000 litros de agua por metro cuadrado procedentes de precipitaciones y se enfrenta a grandes desafíos para controlar sus inundaciones. 

Velar por el Yangtsé

La urbe se ubica en el tramo superior del río Yangtsé, el tercero más largo del mundo. Tiene 6.300 kilómetros y fluye desde los glaciares de la meseta Qinghai-Tíbet hasta Shanghai, donde desemboca en el Mar Oriental de China tras haber pasado también por Wuhan, en la provincia de Hubei, o Nanjing, en Jiangsu. Puesto que 400 millones de personas obtienen el agua potable de este río, mantener la buena calidad de la misma, como se propone hacer Chongqing, no es solo un asunto que afecte a esta ciudad, sino al país entero. 

Yuelai, una urbe de nueva construcción que se encuentra en la llamada Nueva Área de Liangjiang de Chongqing, se convirtió en ciudad esponja en 2016 junto a otras 15 localidades chinas, según recogió aquel año una lista nacional de proyectos urbanísticos piloto resilientes al clima. Con sus 18, 67 kilómetros cuadrados y sus múltiples proyectos para reducir la contaminación del Yangtsé, se ha erigido como modelo para aplicar este sistema en áreas montañosas. También la ciudad-condado de 

Zhuanghe, en la provincia de Liaoning, pasó a formar parte del proyecto gubernamental en 2016. Su superficie piloto, de 21,8 kilómetros cuadrados, se sitúa al sur de la ciudad, junto al estuario de tres ríos. Pese a que a finales de agosto el tifón Bavi vertió sobre la zona 131milímetros de agua en un solo día, apenas se registraron problemas.