CERRAR

Este website está editado por el diario China Daily de la República Popular China, que asume toda la responsabilidad sobre sus contenidos

Aventura en el Yangtsé
Ash Dykes posa junto al Yangtsé a su paso por la provincia de Yunnan, en diciembre. El río atraviesa tanto altiplanos helados como climas subtropicales.

Aventura en el Yangtsé

Ha escapado de osos. Y de manadas de lobos. El explorador británico Ash Dykes quiere ser el primero en recorrer a pie los 6.400 kilómetros por los que discurre el tercer río más largo del mundo
TAN YINGZI - 14 Jun 2019 10:46

Cuando Ash Dykes llegó a Chongqing había perdido 10 kilos. Este explorador británico de 28 años arribaba por fin a la primera gran ciudad de su ruta tras caminar durante cinco meses por la China más salvaje. A sus espaldas quedaban 3.900 kilómetros de montañas, glaciares y tierras remotas casi deshabitadas.

“La parte más difícil del viaje ha terminado”, comenta enfundado en unos vaqueros que le muestran a la vez elegante y un pelín flaco. Dykes se ha propuesto ser el primero en recorrer a pie el cauce del río Yangtsé, el tercero más largo del mundo. Partió el 26 de agosto de 2018 de su nacedero, en el condado de Zadoi, a 5.170 metros de altura, y espera llegar en un año a su desembocadura, en el Mar Oriental de China. Nadie ha logrado completar la hazaña hasta la fecha. Al menos, no existe registro de ello.

El río se extiende durante 6.400 kilómetros desde los glaciares de Qinghai-Tíbet, hasta Shanghai. Dykes, que es autor del libro Misión posible y tardó 178 días en completar la parte inicial, calcula que necesitará otros 187 para cubrir los 2.500 que le separan de su meta.

Una ruta peligrosa

La primera parte del camino ha sido muy complicada. Dykes partió acompañado por dos personas y un caballo. No obstante, todos fueron abandonando hasta dejarle solo a finales de octubre, momento en el que continuó en solitario. El mal de altura, las lesiones o el miedo a los peligros del camino empujaron a los distintos miembros del equipo a retirarse. Incluso a aquellos que se sumaron más tarde.

Martin Lyons, un fotógrafo británico de 41 años que pretendía acompañar a Dykes durante un tramo, desertó en su primera jornada al encontrarse con un gran desprendimiento de tierra en la montaña a la altura de Yushu. “Fue bastante aterrador. Un paso en falso y la cosa no habría terminado bien”, recuerda. “Ash es una persona extremadamente fuerte, tanto en el plano físico como en el mental. Siento un gran respeto por él”. No fue el único que intentó sumarse a la gesta. Niang Caijiang, un maestro de Yushu de 28 años, ejerció de guía local para el británico a mediados de octubre, pero desistió por una lesión en las piernas. “Aprendí de su tenacidad y de su valentía”, relata.

“La primera sección de la meseta [Qinghai-Tíbet] está a una media de 4.500 metros sobre el nivel del mar y esas zonas montañosas sin apenas habitantes son muy peligrosas de cruzar”, rememora Dykes, que se enfrentó a un sinfín de obstáculos. Su equipo tuvo que encender petardos para ahuyentar a los osos, repeler el ataque de unos perros tibetanos o esquivar una manada de lobos que les siguió durante dos días.

“Una vez casi nos perdemos por culpa de una tormenta de nieve, pero encontramos un monasterio y los monjes nos cuidaron”, recuerda antes de subrayar que lo mejor del viaje ha sido la gente. “Me ha impresionado la amabilidad y la hospitalidad de los locales. Han compartido conmigo hasta sus modestas casas en el bosque”, dice este galés nacido en Old Colwyn y fascinado por China desde que era pequeño. Ahora retoma su potente trekking tras descansar unos días en Chongqing y anima a que cualquiera se una a él cuando desee. “La segunda parte será mucho más fácil”, asegura.

Dykes, al que se puede seguir en Twitter, Facebook, Instagram o ashdykes.com, es voluntario de la Fundación China para la Conservación de la Biodiversidad y el Desarrollo Verde, con la que liberó decenas de esturiones autóctonos en peligro de extinción a su paso por Yibin. Para él, la aventura del Yangtsé no consiste solo en conseguir un récord mundial. “Se trata de mostrar la verdadera belleza de China, su naturaleza y el trabajo que se está haciendo para protegerla”.