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Línea directa con el cielo
Ritual de la etnia miao en Tianwentai, que significa “plataforma para preguntar al cielo”, en el Gran Cañón de Dehang. 

Línea directa con el cielo

Las montañas del oeste de Hunan se hicieron famosas gracias a la película ‘Avatar.’ Sin embargo, llevan siglos inspirando a los poetas, que han imaginado en ellas sociedades utópicas y conexiones con lo divino
YANG YANG Y HE CHUN - 09 Dic 2025 13:50

Hace cientos de millones de años, un inmenso mar cubría el lugar donde hoy están las montañas más icónicas de China. Los ríos que llegaban hasta él iban cargados de sedimentos ricos en cuarzo, que poco a poco fueron acumulándose en el lecho marino hasta formar enormes masas de roca caliza, lodo y arena. Movimientos tectónicos producidos a lo largo de eones acabaron transformando ese océano en tierra firme, que el agua y el viento erosionaron después a capricho.

Este paraje natural, de una belleza incomparable, se encuentra en la parte occidental de la provincia de Hunan, en el centro del país. La zona concreta, que en chino se denomina Xiangxi, alberga las ciudades-prefectura de Zhangjiajie y Huaihua, así como la prefectura autónoma de las etnias tujia y miao de Xiangxi. Ríos de aguas cristalinas y espectaculares formaciones rocosas configuran este onírico territorio, que limita al noroeste con las montañas de Wuling y al sureste con las de Xuefeng. Envuelto en un aura de misterio, presume de historia, cultura y tradición multiétnica.

Una tierra misteriosa

Tierra diversa e inclusiva desde hace miles de años, la región cuenta en la actualidad con 8,2 millones de habitantes, de los que el 64% pertenece a minorías étnicas. Zhangjiajie es el centro cultural de los tujia; mientras que Jishou lo es de los miao; y Huaihua, de los dong.

A pesar de sus diferencias, todos conviven en armonía y mantienen vivas sus costumbres. En las ferias de pueblos y ciudades, no resulta raro ver a mujeres con hermosos trajes tradicionales usando su dialecto para regatear con los vendedores.

El casco histórico de Fenghuang, en Xiangxi. CEDIDA A CHINA DAILY

En el condado de Yongshun, el yacimiento de Laosicheng recuerda el antiguo auge de la etnia tujia y da fe de la riqueza de Xiangxi. Desde el siglo XIII hasta el XX, el lugar funcionó como centro político, económico, militar y cultural del antiguo sistema de gobierno tusi y hoy es Patrimonio de la Humanidad.

Recorrer la literatura que ha inspirado la parte occidental de Hunan es otra forma de conocer el territorio, tradicionalmente asociado al enigma.
“Al entrar en Xupu, me pierdo en la duda; extraviado, no sé a dónde acudir”, escribió hace más de 2.000 años Qu Yuan al contemplar el río Xushui y las imponentes montañas que lo custodiaban. El gran poeta chino, precursor del romanticismo clásico, recaló en estos parajes tras ser condenado por el rey de Chu a exiliarse en la cuenca del Yuanjiang.
Remontando el curso del río llegó hasta la actual ciudad-prefectura de Huaihua, que gracias a él tiene fama de ser una “fuente de versos”.

Allí escribió obras maestras como Li Sao (El lamento), She Jiang (Cruzando el río), Shan Gui (El espíritu de la montaña) y Tian Wen (Preguntas al cielo). Se dice que, para componer esta última, el poeta subió a una altísima plataforma en las montañas y desde allí interrogó al cielo durante tres días y tres noches. El enclave, un lugar históricamente utilizado por el pueblo miao para sus sacrificios y rituales, lleva hoy el nombre del famoso poema.

También contribuyó a mitificar la zona Tao Yuanming, reconocido poeta y ensayista de la dinastía Jin Oriental (317-420). En su conocida fábula El manantial de los melocotoneros en flor, un pescador de Wulingyuan descubre por azar una sociedad idílica que vive de espaldas al Estado. Gracias a aquel relato, la región se convirtió en sinónimo de utopía para muchos autores, como los poetas de la dinastía Tang (618-907) Li Bai, Du Fu y Wang Wei.

Sopa agridulce de pescado, uno de los platos típicos de Zhangjiajie. CEDIDA A CHINA DAILY

Wulingyuan, que recibió este nombre en 1988, es un paraje natural de especial belleza, conocido en todo el mundo por haber inspirado a James Cameron para su película Avatar (2009). En su interior alberga el Parque Nacional de Zhangjiajie, el principal destino turístico internacional de Xiangxi. Sus impresionantes montañas de paredes verticales, coronadas por densos bosques que se asoman al abismo, no dejan a nadie indiferente. En los días de niebla, parecen incluso flotar como lo hacían sus réplicas de la ficción.

Sin embargo, la región esconde muchos otros tesoros que merece la pena descubrir. La montaña de Tianmen, por ejemplo, es uno de ellos. Su largo teleférico, su carretera de 99 curvas y su pasarela de cristal a más de 1.400 metros de altura no son atracciones aptas para viajeros con vértigo, pero a cambio prometen una experiencia inigualable.

Paisajes de otro planeta

Cómo llegar. Desde la mayoría de las principales ciudades de China se puede acceder a Zhangjiajie en avión o en tren de alta velocidad. Un taxi desde el aeropuerto o la estación de tren al centro cuesta cerca de 30 yuanes (3,58 euros). La montaña de Tianmen está a 10 minutos de Zhangjiajie en taxi, mientras que para llegar a Wulingyuan, a donde también van autobuses, se tarda 50 minutos.

Dónde dormir. Para visitar Tianmen, los viajeros pueden alojarse cerca de la base del teleférico o en los alrededores de la estación de autobuses, que resultan más económicos. Dormir en la calle Xibu es una buena opción si se visita Wulingyuan. Tiene numerosas posadas con solera que, por 150 o 300 yuanes (18 o 36 euros) la noche, permiten conocer de primera mano el bullicio del mercado nocturno y probar las delicias locales.

Qué comer. Conviene no perderse el Tujia sanxia guo, un guiso picante de carne curada, tofu y verduras; el Suan tang yu, una sopa de pescado agridulce con guindillas; y el Haozi baba, un aromático y delicado pastel al vapor hecho de arroz glutinoso que puede comprarse en los puestos callejeros por tan solo 5 yuanes (50 céntimos).